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¡ENOJARSE NO ES MALO, ES NECESARIO!

 

¡ENOJARSE NO ES MALO, ES NECESARIO!

  Licda. Ana Marta Gutierrez Greñas

¿Qué tanto manifestamos nuestro enojo?, ¿Qué tanto lo aceptamos en nosotros mismos o en los demás?  Mientras unas personas no tienen reparo en expresar abiertamente que están enojadas, otras dan la impresión de que nunca se enojan… En esta ocasión queremos compartir algunas reflexiones sobre la necesidad de expresar el enojo en aquellas personas que tienden a inhibirlo.

En la gran gama de estados de ánimo y sentimientos que experimentamos como personas que somos se encuentran tanto los “agradables” como aquellos sentimientos que vivimos como desagradables por la incomodidad que nos generan.  De aquí que afirmemos que tan humano y necesario es sentir alegría como enojo, sin embargo es una realidad que la dificultad y el costo emocional que nos dejan los sentimientos incómodos o “desagradables” es tan alto y nos hace sentir tan mal, que lo que buscamos o queremos es librarnos de ellos.

¿Cómo así? “Evitando enojarnos”, negando que algo nos molestó entonces lo ignoramos o lo pasamos por alto, aceptando pasivamente situaciones que nos incomodan, quedándonos en silencio.  Todas estas son formas diferentes de cómo enfrentamos situaciones que nos causan enojo o ira, y todas tienen algo en común, no se enfrentan adecuadamente porque no manifestamos nuestra insatisfacción, nuestro desacuerdo, malestar y enojo.

¿Por qué actuamos así? Por muchas razones, una de ellas tal vez la más importante es que socialmente no se le da un lugar al enojo, al desacuerdo y desde niños se nos censura y deslegitima ese sentimiento.  Por el contrario con la felicidad, la alegría, el disfrute y placer entre otros, todos estamos de acuerdo, si reímos de alegría nadie se nos acerca y nos censura con preguntas tales como: ¿Qué le pasa?, ¿Por qué se pone así?, todo lo contrario ríen con nosotros y entre más dure mejor.

Definitivamente con el enojo no es así y esas preguntas expuestas anteriormente son las que recibimos cuando estamos enojados, son cuestionamientos que nos hacen sentir que estamos haciendo algo mal, que estamos equivocados, que no entendemos y no tenemos razón de estar enojados.  Socialmente la censura anula el enojo, expresiones como “pero no se enoje”, “no se ponga así”, “por qué lo toma tan mal”, nos limitan desde un principio nuestro derecho a sentir y expresar enojo, un sentimiento humano tan válido como cualquier otro.

Pareciera entonces que sentirnos enojados es algo malo e incorrecto pero, ¿Sabe qué? Eso no es lo malo, lo inadecuado es otra cosa: es reprimirnos y anularnos no dándonos un lugar y el valor que tenemos; lo malo es sacarlo inadecuadamente con gritos, golpes, insultos, faltas de respeto, agresiones y humillaciones.

¡Enojarnos nos es malo, es necesario! Expresar enojo adecuadamente es posible y no es censurable, por el contrario, es indispensable para darle un lugar a nuestras necesidades, expresar nuestro enojo hace que las otras personas puedan conocer nuestras disconformidades y nuestras discrepancias y se llegue a acuerdos que satisfagan a todos.  Si no expresamos nuestro enojo las personas que nos rodean no pueden contar con esa información tan importante para buscar soluciones adecuadas para todos.

Expresar nuestro enojo sí nos libera, pero no de la sensación misma, sino de ser nosotros y nosotras mismas, de querernos, apreciarnos y convertirnos junto con las otras personas en seres plenos que legitimen y ejerzan su derecho a sentir y expresar el gran espectro de emociones y opiniones, que como humanos somos privilegiados en tener.

 

Artículo escrito por  Licda. Ana Marta Gutierrez Greñas




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