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Divorcio: Una difícil experiencia

 

Divorcio: Una difícil experiencia 

Licda. Maritza Calderón Alfaro

Esta pequeña palabra trae consigo un sinnúmero de emociones, dudas, inquietudes y cambios.

Cuántos sueños, vivencias, sentimientos, proyectos y metas compartidas dieron inicio a esta relación y sobretodo la esperanza de un futuro promisorio para ambos.  La disolución de la pareja implica un proceso de pérdida de estos elementos, e independientemente de quien tomó la decisión, sea ambos o uno de los cónyuges, trae consigo dolor ante las pérdidas que conlleva, sin embargo a su vez, si la experiencia se afronta adecuadamente, trae también importantes oportunidades de crecimiento.

El divorcio por lo general es la consecuencia final de una situación o relación conflictiva de meses o años, donde muy posiblemente se han realizado intentos por recuperarla por parte de los miembros de la pareja, pero sin resultados positivos. Es así como aparece el divorcio como una alternativa de solución a esta situación vivida.

El divorcio de una u otra manera nos enfrenta a un proceso de duelo pues implica pérdidas.  La pérdida de los sueños y proyectos planteados a lo largo del matrimonio, los esfuerzos invertidos en la relación sin que dieran los resultados esperados, la pérdida parcial o total de figuras significativas en la vida, pues aparte de la pareja pueden ser los hijos, otros parientes o amigos comunes, los cambios en el lugar de residencia y de la dinámica del diario vivir a la que se estaba acostumbrado.

Es importante saber que el proceso de elaboración de un duelo lleva tiempo,  pueden ser meses, incluso a veces puede llevarse algunos años, y esto  depende de las características de la relación, y de las condiciones emocionales con que cuenta la persona.  Durante este proceso de duelo se atraviesa por varias etapas: Inicialmente aparece la negación, es decir a la persona le cuesta aceptar que hay una pérdida real de quien fue su pareja, incluso puede experimentar el deseo de retornar a la situación anterior, auque esta relación no haya sido grata.  Pero una vez que cae en cuenta de esta pérdida es inevitable, aparece el enojo y la rabia hacia ese otro, en parte como una defensa que nos permite no desear lo que no podemos tener.  Para luego dar lugar a sentimientos de tristeza y dolor, incluso en algunas ocasiones se puede entrar en estado de depresión.  Es aquí donde hay una conciencia real de la pérdida que se ha tenido en múltiples niveles, podríamos decir que esta es la etapa más difícil y dolorosa del proceso.  Y es posterior a esta etapa que la  persona empieza ver luz en la situación que vive.  Aparece  un sentimiento de aceptación y es a partir de aquí donde se inicia la reconstrucción de las nuevas  condiciones de vida.

En esta última etapa del proceso de duelo, la persona se abre a una nueva organización de su vida, está en capacidad de recapitular los aprendizajes de su situación pasada y replantear formas de vivir más satisfactorias, renovar las relaciones con los otros y consigo misma, y puede experimentarse el crecimiento personal  producto de este proceso.

Es importante que las personas involucradas en un divorcio conozcan que, a pesar de lo difícil del proceso,  este es un proceso transitorio que va a mejorar, del cual se va a salir adelante y que involucra cambios que pueden llegar a ser muy positivos, pues puede permitir tomar la conciencia necesaria para reconstruir la vida.

Cuando la pareja tiene hijos e hijas, es muy favorable poder trasmitirles esta visión, de que a pesar de que se pasarán momentos difíciles, los cambios se aprovecharán para construir una mejor condición de vida, con esta actitud se puede alivianar muchas de las angustias y temores a que se enfrentan durante este periodo.

 

Artículo escrito por : Licda. Maritza Calderón Alfaro.

 




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