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La ansiedad en los niños

La ansiedad en los niños

Artículo escrito por la Licda Maritza Calderón.

 

La ansiedad está presente a lo largo de nuestras vidas, máxime cuando estamos inmersos en un mundo cambiante y lleno de exigencias (sociales, familiares, académicas, laborales).  La ansiedad es una reacción común en las personas, sin embargo a veces se presenta en niveles que podrían ser preocupantes por su magnitud o constancia. Reflexionamos en este artículo  sobre  la  ansiedad presente  en los niños y las niñas.

La ansiedad encierra una vivencia penosa,  que involucra la presencia de cierta  amenaza para el niño o la niña,  que  le genera  gran inseguridad y cuyos orígenes no necesariamente están identificados por el niño o la niña o por las personas adultas que tienen a cargo su crianza o cuidado.

Nos podemos encontrar con niños o niñas con trastornos del sueño, como pesadillas o terrores nocturnos,  con trastornos de la alimentación que pueden ir desde la inapetencia hasta la ingestión compulsiva, con problemas corporales como dolores de cabeza, de estómago, alergias, caída del cabello,  con problemas en el control de esfínteres,  es decir niños que mojan su cama o defecan en sus ropas cuando ya habían aprendido a controlarlos, o encontrarnos con la presencia de miedos a situaciones o personas.  Como esas existen muchas otras expresiones o manifestaciones  que dan cuenta de la vida interior del niño o la niña.

Todas revelan estados de malestar, ansiedad o angustia que ocultan una situación de conflicto agudo reciente o prolongado,  tanto de  situaciones relacionadas con su familia, con el entorno social o consigo mismo o misma. Es importante mencionar que muchas de estas conductas o expresiones son manifestaciones transitorias y normales en el proceso de desarrollo del niño o la niña, y son parte de su aprendizaje y formación.  Sin embargo cuando es muy recurrente y se prolonga en el tiempo nos evidencia la presencia de algo que le está afectando y  que no ha encontrado una solución favorable  para sí.

Recordemos que los niños y niñas no cuentan con las posibilidades de lenguaje del adulto y apenas están desarrollando la comprensión de las cosas, por lo tanto, los recursos con que cuenta para expresarse son otros. Es a través de sus comportamientos, de las características de sus juegos, de sus dibujos, de sus creaciones imaginativas, que expresa lo que desea o teme, permitiéndonos a través de estas manifestaciones entrar  a  ese mundo interno.

Por eso es de vital importancia que la persona adulta logre salir de sus esquemas  y trate de “ubicarse en los zapatos” del niño o la niña,  para poder acercarse realmente a sus penas y alegrías y con este conocimiento poder valorar diversas formas de ayudarle al niño o la niña a resolver,  canalizar y superar  las situaciones causantes de su ansiedad.

 

Artículo escrito por la Licda Maritza Calderón.




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