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Autoestima de los niños y niñas

 

Autoestima de los niños y niñas

Licda Maritza Calderón

Cuántas veces nos hemos preguntado porqué los niños y niñas que criamos o tenemos a nuestro cargo educar, se perciben o sienten de una determinada manera. A veces coincidimos con sus apreciaciones sobre él o ella misma pero otras veces puede parecernos que está equivocado o equivocada.  La estima que tengan de ellos o ellas mismas es una apreciación muy delicada, que empieza a tejerse desde el mismo momento del nacimiento. Autoestima se refiere a la capacidad que tenemos de reconocer  y valorar nuestros recursos personales  y poder hacer uso de ellos en nuestra vida cotidiana.

Con solo escuchar a un niño o a una niña auto-describirse podemos deducir cuán fortalecida o lastimada se encuentra su autoestima. Es importante recordar que las personas con quienes ellos o ellas se relacionan son las formadoras o modeladoras de la autoestima y muy especialmente sus padres. Estos son el primer espejo donde se mira el niño o la niña, ellos son quienes le devuelven una imagen a través de sus  palabras, gestos y acciones.  Como padres podemos devolverles una imagen de que son personas talentosas y generadoras de amor o por el contrario, en el peor de los casos, que son personas limitadas que generan  rechazo y enojo en los demás.

Es muy necesario  que los padres, familiares cercanos y personas encargadas de la crianza del niño y la niña analicen las formas de vinculación que les ofrecen.  Hay que recordar que en esas etapas de su vida existe una gran dependencia hacia la persona adulta.

 

Existen elementos en la crianza que  favorecen la autoestima en el niño o la niña, entre las que se encuentran:

  • Reconocer y verbalizar las características positivas, aciertos y logros que tengan.
  • Expresarles física y verbalmente el amor que les tenemos.
  • Ayudarles a reconocer y expresar sus sentimientos: de amor, enojo, felicidad, frustración, temor, orgullo,  tristeza, y cualquiera de los otros sentimientos producto de  las experiencias a que el niño o la niña se vea enfrentado.
  • Ayudarles a reconocer sus gustos e intereses.
  • Ayudarles a tomar sus propias decisiones.
  • Comprender que el aprendizaje es un proceso que involucra permanentes ensayos.
  • Permitirles que vean el error no como un fracaso sino como una oportunidad de aprender y mejorar.

En la medida en que los adultos encargados de la crianza del niño o de la niña comprendan y asimilen que las dificultades son parte de la vida y que lo más importante es aprender a enfrentarlas y resolverlas, pueden ayudarles a hacer un mejor manejo de aquellas dificultades que presenten, y a su vez  permitirles que se enfrenten a éstas con la seguridad de que van a salir adelante y puedan visualizar las capacidades que como niño o niña pone en práctica para resolver.

Artículo escrito por  Licda. Maritza Calderón




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